Greenwashing en la moda: entender el ecoblanqueo para no caer en la trampa y consumir mejor

greenwashing qué es

Que levante la mano quien no se haya encontrado alguna vez con una etiqueta con las palabras eco, orgánico, verde o sostenible. Una etiqueta que contenía también un precio y unos detalles que hacían pensar que aquel producto, de sostenible, tenía muy poco. Una etiqueta que, en definitiva, no era más que un ejemplo de greenwashig.

Las técnicas de ecoblanqueo son cada vez más comunes en la publicidad y el marketing de numerosos sectores, entre el que está también el de la moda. A medida que crece la conciencia medioambiental de la población, lo hace también el interés de la industria por promocionar artículos y acciones respetuosos con el planeta – aun cuando estos no lo sean.

Sin embargo, no todo es greenwashing en el mundo de la moda. Cada vez hay más proyectos e iniciativas que trabajan para reducir su impacto medioambiental y ayudar a los consumidores a tener un armario sostenible. Para que no confundas las palabras vacías de la verdadera acción, te explicamos qué es el greenwashing y cómo reconocerlo.

¿Qué es el greenwashing?

El greenwashing es un tipo de publicidad engañosa en la que se indica que los productos, los objetivos o las políticas de una organización o empresa son respetuosos con el medioambiente, cuando en realidad no lo son.

Una definición de greenwashing muy clara y sencilla la da el Cambridge Dictionary: de acuerdo con este, el ecoblanqueamiento está diseñado “para hacer creer a la gente que una compañía está haciendo más por proteger el medioambiente de lo que realmente hace”.

De lemas a colores: ¿cómo funciona el greenwashing?

La mejor forma de plantar cara al lavado verde y evitar caer en el engaño es entender cómo funciona. Lo cierto es que existen diferentes técnicas de greenwashing, algunas más sencillas y otras más elaboradas. Estas son algunas de las formas más habituales que usan las empresas para teñir de verde su publicidad:

  • Cambiar el nombre de los productos o añadir términos como eco-friendly, bio, natural, verde u orgánico.
  • Usar términos ambiguos, como por ejemplo “reciclable”. Que un producto sea potencialmente reciclable no asegura que se vaya a reciclar en el futuro.
  • Usar imágenes o lemas que se relacionan con la naturaleza y el mundo natural. Un ejemplo claro es abusar del color verde.

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∴ Imágenes |  Unsplash/Dan Gold

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