La próxima vez que veas a un mono, mejor no te saques un selfi

Hace unos dos años, un vídeo de un chimpancé navegando por Instagram dio la vuelta al mundo. El animal pasaba de una imagen a otra y parecía entender a la perfección cómo funciona la red social. En medio de la sorpresa y la admiración general (¿cómo puede este mono utilizar Instagram mejor que yo?), algunos se echaron las manos a la cabeza: difundir este tipo de vídeos puede resultar muy perjudicial para la especie.

Entre estos últimos, estaban los científicos y conservacionistas del Instituto Jane Goodall. El centro publicó un comunicado denunciando las imágenes y la práctica de exhibir animales salvajes como si fuesen mascotas. Este año, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) ha dado un paso más allá y ha redactado una serie de medidas que animan a profesionales como conservacionistas y primatólogos a no publicar fotos suyas con primates en medios de comunicación o redes sociales.

El motivo está en que la difusión de estas imágenes afecta de forma negativa a los esfuerzos de conservación de las especies amenazadas, ya que puede terminar promoviendo la caza furtiva y el comercio ilegal de animales salvajes.

Un animal a golpe de clic

Las redes sociales se han convertido en un escaparate en el que descubrir lo nos gustaría tener (o publicitar aquello que queremos vender). Y eso incluye animales salvajes. De acuerdo con el grupo especialista en primates de la IUCN, cada vez que un científico o conservacionista publica una foto interactuando con un primate, esta puede sacarse de contexto y terminar alentando prácticas poco respetuosas con los animales. Este efecto se multiplica cuando no son expertos los que aparecen en las imágenes, sino influencers y personas famosas con millones de seguidores en redes sociales.

La publicación de estas imágenes puede afectar de forma muy negativa a los esfuerzos de conservación. En primer lugar, porque fomenta el interés de los turistas por sacarse fotografías con los primates. “En muchos países, los primates silvestres son capturados ilegalmente y utilizados como accesorios para tomar fotos con turistas”, explican desde el IUCN. Además, añaden, existen empresas especializadas en criar animales con este fin. “Cuando estos crecen y se vuelven demasiado grandes o fuertes como para poder manejarlos con seguridad, son desechados o arrinconados”, añaden.

En segundo lugar, aumenta la caza furtiva para venderlos en el mercado negro, a menudo online e incluso a través de las propias redes sociales. Esto es mucho más habitual de lo que imaginamos: de acuerdo con el estudio reciente ‘Online trade in wildlife and the lack of response to COVID-19’, el comercio online de especies silvestres no solo no ha frenado con la pandemia, sino que sigue en pleno auge. Hacerse con animales exóticos es relativamente sencillo: basta con hacer una búsqueda en las propias redes sociales o enviar un simple WhatsApp.


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∴ Imágenes | Unsplash/Syed Ahmad

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